sábado, 8 de mayo de 2010

La primera vez

por Leandro Palazzo

Por primera vez, iba a ir a un cumpleaños de noche. Salió del baño en ropa interior y el olor al perfume que le robó a su padre lo acompañó por todo el trayecto hasta su habitación. Despacio comenzó a ponerse las medias que su mamá le había dejado preparadas arriba de la cama y buscó con la mirada si sus zapatillas preferidas estaban del otro lado de la mesa de luz. Ese jean no le gustaba, pero era el que su madre le elegía para que asista a los cumpleaños. Se lo puso sin rezongar, esta vez le pareció que le quedaba mejor, lo hacía más grande. Al fin y al cabo ya tenía una década cumplida y estaba a punto de cumplir un año más.

Cuando llegó, le abrió el cumpleañero y lo puso en un gran apriete de improvisar un saludo espontáneo que durara un buen rato, cuando en realidad él ya sabía que lo saludaría rápido porque buscaría desesperado si estaba Belén. Un aroma a encierro olfateó cuando cruzó el salón principal de la casa antigua, donde su compañero de la escuela había decido organizar la fiesta. Sin embargo no tardó en aclimatarse cuando vio que lo más divertido estaba afuera.

Globos de colores, grandes parlantes que reproducían en un amplio sonido el tema de la Bersuit que él siempre tarareaba, y una docena de porquerías para comer, de esas que le gustan a los chicos. Un exhaustivo vistazo general le permitió cerciorarse de que no había presencia alguna de personas mayores con autoridad suficiente como para retarlo si ejecutaba alguno de sus infantiles planes. Miró para arriba y comprobó que aquellas luces intermitentes también estaban encima de los árboles como cuando salió de su casa, y cuando bajó la mirada apreció esa muchachita de ojos acristalados. Se paralizó, eran muchas emociones juntas en un breve lapso de tiempo. Se quedó un buen rato observándole de atrás el cabello rubio lacio. Y su corazón le latía tanto más como cuando salió del baño.

No se animó a saludarla, aunque saludó sin demasiado interés a otras chicas. Después entre varios armaron un gran grupo que comenzó a jugar a la mancha corriendo por el parque, y en ese piberío también estaba Belén. Emocionados todos los nenes corrían, de un lado para el otro, y él venía invicto, sin que nadie le pasara la mancha. Hasta que llegó el turno de Belén y el muchacho se estremeció. Aquella rubia jovencita era muy rápida, sobre todo cuando se le ponían las mejillas coloradas. Lo vio, cansada de correr a todos, y él no pudo sostener la mirada. Volvió a paralizarse cuando vio a Belén venírsele encima, con el viento excitado corriéndole por el rostro. Y lo tocó en el pecho.

El cumpleaños terminaba, eran pocos los que aún quedaban. Camionetas y autos se estacionaban en la puerta de la deteriorada mansión vestida de fiesta, y la mayoría de sus compañeritos lo saludaban. Cansado, de tanto correr y jugar en el parque, volvió a mirar para arriba y observó que realmente había tenido un cumpleaños de noche y que no lo había soñado. Cuando bajó la mirada, Belén lo estaba siguiendo. El muchachito se acercó y le clavó los ojos, ella le sonrió. “Hola, estás muy lindo hoy”, le dijo la rubia. Y enamorado, sin decir nada extendió su mano y por el costado le tocó la cola ¡Paf! Qué cachetazo. Le dio vuelta la cara y se fue corriendo, rápido, con todo el viento excitado penetrándole por las ropas. Él parado, apoyado contra una columna para no caerse de lo atontado, vio como ella se alejaba y comprendió que no solo la amaba por su pelo, también adoraba sus manos.

2 comentarios:

  1. premio nobel!!!

    aguante la inocencia de los nenes en los asaltos... el niño pre púber le tocó el culo porque estaba enamorado... y si, qué le va a tocar??

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