domingo, 23 de mayo de 2010

Duda

por Leandro Palazzo

El reloj goteaba sus minutos y en las baldosas oscuras las horas formaban lagunas que mojaban los pies de la mesa. El sábado entraba en un embudo del que difícilmente pudiera salir ileso, estaba muriendo. Las luces de la ciudad se encendían sincronizadas y complotaban con las nubes que amargaban a las estrellas en la decorada noche de otoño. Una leve brisa ingresaba por uno de los burletes rotos de la puerta y el aroma a fiesta se mezclaba con sabor del té de menta que humeaba en la taza verde apoyada sobre el escritorio, testigo de mi cansancio y de mis ojos rojos. Salir a disfrutar una cerveza implicaba volver borracho a horas poco productivas para continuar con mi atrasado labor en la computadora, pero quedarme en casa me agotaba un poco más de cara a otra aterradora semana. Tuve que decidir.

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