por Luciano Ferrari
Quizás quiera oírte y será por ello que mis ojos no pueden entenderte. Alzaré la voz hasta que ya no puedas hablarme. Acariciaré tus palmas tan suavemente que mi alma llegará a herirte.
Pero no quiero querer. Deseo tenerte lejos y así poder cada vez más acercarme a la claridad de tus palabras, que extraño pero nunca deseé.
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